Una Propuesta de Reforma para el Congreso Peruano

El artículo 93 de la Constitución Peruana señala que los congresistas “representan a la Nación” y “no están sujetos a mandato imperativo”. En otras palabras, un Congresista nos representa a todos a la vez y no está obligado a votar de la forma en que le indiquen sus electores directos.

Una primera lectura del artículo nos podría llevar a pensar que no tiene nada de malo. A fin de cuentas, los congresistas nos representan y hacen leyes para todos, pensando en todos. Ellos son, después de todo, los “Padres de la Patria”. Sin embargo, no puedo dejar de pensar que hay algo que no funciona bien con este sistema. Yo quiero plantear una alternativa distinta.

En época de elecciones, los peruanos estamos acostumbrados a votar por una lista regional y a marcar en un cuadradito los números de nuestros dos candidatos favoritos dentro de esa lista. Con eso, nos quedamos tranquilos con que hemos cumplido con nuestra “obligación” cívica, y finalmente, nos dedicamos los siguientes 5 años a lamentarnos de por qué nuestra elección resultó en última instancia tan mala (pero obvio, sin jamás echarnos la culpa a nosotros mismos!).

El problema es que en este sistema, como dije, los congresistas que resultan electos representan “a la Nación”. Cada uno de ellos nos representa a todos y, por extensión, a nadie. Tomemos, por ejemplo, mi caso. En las elecciones anteriores yo voté para el Congreso por un partido que no alcanzó un solo escaño. En el sistema actual ¿quién me representa? ¿Estoy realmente en condiciones de sentir que mis intereses son representados? La ley me dice que no. El Congreso y los congresistas, incluso en el supuesto de que mi candidato hubiese salido elegido, no me representan a mí; sino a todos los peruanos. ¿Será tal vez por eso que me siento tan poco representado en mi propio Congreso?

Hace poco, por ejemplo, vi un comercial en la televisión que pregonaba cómo el Congreso estaba “con el pueblo” porque había pasado un par de leyes “para paliar el efecto de la crisis”. Estas leyes eran la liberalización de la CTS y la exoneración del pago de AFP de las gratificaciones. Ambas son leyes a las que me opongo abiertamente y sin embargo son comercializadas como logros. De igual forma, estoy completamente a favor de la bicameralidad, la renovación por tercios del Congreso, el fin de las políticas de austeridad y la flexibilización del régimen laboral. Sin embargo, sinceramente dudo que este Congreso, logre los consensos suficientes o tenga la voluntad política para pasar estas leyes, que en el fondo son las que me harían sentir que mi opinión y mí forma de ver la realidad del Perú tienen un lugar y son importantes en el Congreso.

Mi intención es proponer un sistema que cambie eso y que nos haga directamente partícipes de nuestro propio sistema democrático. Después de todo, ¿cuántos de nosotros hemos agarrado el teléfono para llamar a un congresista a pedirle que ponga determinado tema en la agenda del pleno?, ¿o enviado un mail a alguna bancada exigiendo más acción en alguna promesa incumplida?, ¿o, en todo caso, tenido la oportunidad de reunirnos con aquella persona a quien nosotros pusimos en el poder y a quien mantenemos día a día con nuestros impuestos?

Congreso Peruano

Congreso Peruano

Yo creo, que para que nuestro Congreso sea realmente representativo y sea realmente responsable por sus actos, deberíamos cambiar el sistema mediante el que escogemos a nuestros representantes.

En mi opinión, en lugar de elegir de una lista fija a un grupo de 5 ó 6 personas que nos representen “a todos los limeños” o “a todos los cuzqueños” o incluso “a todos los peruanos”, deberíamos dividir el país en diversos distritos electorales (algo similar a las constituencies de los países anglosajones) y que cada distrito tenga una elección para escoger un único representante.

Por ejemplo, si tomamos la Región de Ica como ejemplo, podríamos fácilmente dividirla en sus 5 provincias (Chincha, Ica, Pisco, Palpa y Nazca) y que cada una tenga 1 Congresista que las represente.

Claro que no todas las fronteras políticas constituirían fronteras electorales y los distritos electorales no necesariamente tendrían que coincidir con las provincias. Lima (entendida como Lima Provincias, Lima Metropolitana y el Callao) tendría, obviamente, más distritos electorales que provincias y/o distritos, teniendo en cuenta su población. Loreto, en cambio, tendría menos distritos electorales que provincias.

Con un sistema inteligente, incluso, no habría que variar la actual distribución de cupos congresales. Ica podría seguir teniendo 4 (digamos que unimos Palpa con Nazca para efectos electorales) y que Lima pueda seguir teniendo 35 representantes, cada uno representando a alguna zona electoral determinada (por ejemplo, un representante para cada provincia y el resto repartidos entre los distritos de Lima y Callao). Bajo este sistema, por lo tanto, los habitantes de un distrito electoral imaginario en “Miraflores-Barranco-San Isidro” podrían tener un representante que vele por sus intereses al igual que podría existir un representante que vele por los intereses de Paucartambo, en Cuzco. Ambos representantes tendrían visiones muy distintas de los mismos temas y deberían representar a sus distritos electorales según su real saber y entender.

Aquí sin embargo empieza el tema más espinoso: ¿Cómo manejar el tema del mandato imperativo? ¿Deberíamos permitirlo? ¿O es mejor alguna variante? Yo creo que la idea no es que el Congresista no tenga voz propia y que no pueda tener una posición personal de los temas, pero debe haber un balance entre las promesas que hizo en la campaña y el respeto a la decisión de la mayoría que lo eligió por un lado y el feedback que pueda recibir de sus votantes del otro.

En mi opinión, por lo tanto, los congresistas de cada distrito electoral deberían mantener las líneas de comunicación con sus distritos respectivos totalmente abiertas, sea por correo, teléfono o incluso viajando a reunirse con ellos y poder consensuar una “política común” de su distrito. Elector y Elegido podrían conversar y llegar a un punto medio que sería el que el congresista defendería. Así, por ejemplo, supongamos que en un hipotético distrito “Surco-San Borja-Surquillo-La Molina-Ate” que me represente en el Congreso, gana una mayoría de izquierda que favorece leyes como las de la CTS y las Gratificaciones que mencioné antes. En ese caso, él debería hacer conocida su opinión durante la campaña y luego cumplir su promesa luego de ganar, pero yo debería estar en todo mi derecho de pedir una reunión con este congresista y ofrecerle mi punto de vista, sentarme con él un momento y tratar de llegar a un punto consensuado en donde de repente no toda la CTS sea liberada, por ejemplo.

Este feedback haría que nuestra democracia crezca, madure y se vuelva mucho más inclusiva y participativa; algo que, así como están las cosas, sólo puede ser bueno.

Alonso Gurmendi
Foto: Centro de Prensa del Congreso de la República

1 Responses to Una Propuesta de Reforma para el Congreso Peruano

  1. Ronald Cross dice:

    Aplaudo tu propuesta, aunque creo que sería aún mejor abandonar el criterio distrital/municipal para designar distritos electorales. No es necesario agrupar distritos ya existentes, sino crear verdaderos distritos electorales, completamente independientes de las jurisdicciones municipales, etc. ya establecidas: es decir, adoptar el sistema británico, con constituencies que agrupen zonas de diversos distritos, urbanizaciones, etc. en base a cantidad de población, necesidades homogéneas, características demográficas y sociales, entre otros criterios. Es más, ni siquiera es necesario diseñar distritos estáticos – igual que en el Reino Unido, podrían variar cada 8 o 10 años de acuerdo a como va variando la demografía en la zona.

    Ahora, el gran problema es como evitar la creación de miles y miles de movimientos electorales locales sin ninguna esperanza de subsistencia mas allá de la próxima elección. Tener un Congreso con 120 partidos sería un desastre.

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